Cómo desarrollar un enfoque proactivo de la ciberseguridad

Cómo desarrollar un enfoque proactivo de la ciberseguridad

A mayor crecimiento de la tecnología y las redes, mayor es la superficie de ataque de las empresas que está expuesta. En consecuencia, para hacer frente a las amenazas que acechan el contexto tecnológico actual – y también a las potenciales- contar con un enfoque de seguridad reactivo ya no es suficiente. Un enfoque exitoso de la ciberseguridad debe ser también proactivo.

Un enfoque proactivo es la forma más segura de garantizar la ciberseguridad y reducir los riesgos de estar expuestos a vulnerabilidades y ciberataques, cada día más sofisticados. Un plan de ciberseguridad integral debe atacar tanto las amenazas conocidas como las desconocidas. Es decir, no solo reaccionar ante los hechos ya acontecidos, sino anticiparse y actuar proactivamente.

Cuando la seguridad de una empresa es vulnerada, la imagen y la performance de su negocio sufren daños que no siempre es posible sanar. Por ello, es importante hacer hincapié en que la ciberseguridad es un factor de relevancia que puede marcar la diferencia entre que una app sea elegida o desechada.

 

¿Qué es y para qué sirve la ciberseguridad?

La ciberseguridad engloba el conjunto de procedimientos, equipos y herramientas destinados a proteger la seguridad informática de posibles ataques digitales.

Estas medidas de protección sirven para impedir el robo y/o secuestro de datos o códigos dentro de una app, entre otras cosas.

¿Qué es la ciberseguridad proactiva?

Un enfoque proactivo de la seguridad – o ciberseguridad proactiva- se refiere a los métodos que se implementan para prevenir los ciberataques.

En contraposición al enfoque reactivo que pone el foco en detectar las amenazas luego de que ya se convirtieron en ataques concretos, la ciberseguridad proactiva busca detectar y corregir las vulnerabilidades del sistema antes que de que el ciberataque se concrete.

Un enfoque de ciberseguridad proactivo incluye el uso de herramientas avanzadas para la detección de amenazas y un entrenamiento especializado en estas temáticas de todo el personal de la empresa (no solo de TI).

El objetivo primordial de la seguridad proactiva es el de prepararse para un ataque en lugar de esperar a que éste suceda.

Mejores prácticas de ciberseguridad proactiva 

Implementar las mejores prácticas de ciberseguridad proactiva es la forma más eficiente de evitar los ciberataques. De esta manera, es posible detectar las amenazas y debilidades de seguridad antes que los ciberdelincuentes.

Estas son algunas de mejores prácticas de ciberseguridad proactiva:

Prevención de pérdida de datos (DLP): conjunto de procesos, programas y herramientas para prevenir la pérdida de datos, garantizando que los usuarios no autorizados no puedan acceder a los datos y/o que los usuarios habilitados no los usen ilícitamente. Generalmente, funciona identificando los datos que deben protegerse y monitoreando los puntos de entrada a la red, controlando la transferencia de datos entre usuarios para detectar toda actividad sospechosa.

Pruebas de penetración (o Pentesting): consisten en realizar pruebas a la aplicación, tal como lo haría un pirata informático, con el objetivo de encontrar las vulnerabilidades a su seguridad y luego corregirlas.

Fomentar la cultura de la ciberseguridad: el error humano se posiciona como la mayor causa de los ataques a la seguridad. Por ello, entrenar a los empleados es la mejor defensa. Formar y capacitar a todas las personas de la empresa en temas de ciberseguridad es de vital importancia para crear una cultura de ciberseguridad. Por ejemplo, creando conciencia sobre posibles riesgos cibernéticos en las tareas cotidianas, no clickear en enlaces sospechosos, etc.

Gestión de la superficie de ataque: consiste en identificar, inventariar, clasificar, monitorear y priorizar permanentemente todos los activos digitales (los conocidos y los desconocidos). De esta forma, se identifican los posibles vectores de ataque y las exposiciones cibernéticas para protegerse de posibles ataques.

Los riesgos de su no implementación 

Para 2022 se espera un mayor número de ciberataques que supere, incluso, el nivel récord de 2021. Como consecuencia de ello, las organizaciones que no tengan un enfoque proactivo de su ciberseguridad se verán expuestas a posibles ataques que vulneren sus brechas de seguridad.

A su vez, una de las industrias que más riesgo corre en este sentido es la financiera y la potencial gravedad del impacto de un quiebre en la seguridad de sus datos suele ser realmente fuerte. Un ataque cibernético, suele acarrear pérdidas económicas y operativas, además de afectar negativamente la reputación de la empresa.

De acuerdo con el informe Cost of a Data Breach Report -realizado por IBM anualmente- el costo promedio de una brecha de datos en la industria financiera en 2020 fue de $5.85 millones de dólares y de $3.86 millones de dólares para el resto de los sectores económicos.

Es prácticamente un hecho que las organizaciones que no vean a la ciberseguridad y la protección de datos como una inversión, sufrirán esta omisión y les terminará resultando muy costoso.

El factor humano en la seguridad

De acuerdo con el mismo informe de IBM, el factor humano está dentro del top 3 de causas de filtración de datos y tiene un rol central en el 23% de las brechas. Esto sucede en gran parte como consecuencia del teletrabajo forzado, donde las empresas no tuvieron tiempo de trazar un plan y mejorar su seguridad informática en esta transición. Como así tampoco, capacitar a sus empleados en esa línea.

El resultado de ello son más errores por parte de los empleados que se convierten en víctimas de phising, ataques de ingeniería social o configuran mal un sistema. Para que esto no ocurra, que los trabajadores estén capacitados en temas de ciberseguridad es imprescindible. Para que, por ejemplo, sean capaces de detectar correos phishing.

La importancia de la ciberseguridad proactiva en la industria financiera 

Los ciberataques financieros siguen en aumento y son cada vez más sofisticados. Según datos provistos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se produce un ataque informático cada 39 segundos. Este incremento está directamente relacionado con el crecimiento de las transacciones virtuales que se dio como consecuencia del confinamiento vivido por la pandemia de Covid 19.

Por ello, es tan importante que bancos e instituciones financieras cuenten con un plan de ciberseguridad proactivo para protegerse del accionar de los ciberdelincuentes y garantizar la seguridad de la información.

El gran atractivo que tienen las fintech para los ciberdelincuentes reside en la cantidad y tipo de información que recolectan de sus clientes. Estos datos suelen utilizarse para cometer fraude mediante el robo de identidad. Por eso, uno de los mayores retos que enfrenta la industria es el de proteger sus activos y los de sus usuarios.

La transición acelerada a los canales financieros digitales- también consecuencia de la pandemia de Covid-19- agravó aún más la situación en los casos donde los ajustes a la seguridad no acompañaron el traspaso al nuevo formato y no lograron proteger al consumidor. En consecuencia, los fraudes de todo tipo se acrecentaron.

Un enfoque proactivo de la ciberseguridad es fundamental para el sector financiero ya que al operar con sistemas múltiples y descentralizados, en grupos ampliamente interconectados, los riesgos de amenaza son mayores.

Para combatir eficientemente los ciberataques en todas sus formas, la industria financiera debe contar con un plan de seguridad cibernética integral y multicapa, que incluya herramientas para las detecciones de fraudes y conformidad normativa sustentadas en inteligencia artificial.

Consideraciones finales

Como lo venimos destacando a lo largo del artículo, una estrategia de ciberseguridad integral debe incluir tanto a la tecnología y a los procesos como a las personas y, a su vez, ser prioritaria para todas las áreas de la empresa. El enfoque proactivo de la ciberseguridad es la mejor manera de asegurarse que los riesgos de amenaza se reducen al mínimo posible.

En lo que respecta a las organizaciones financieras y la gran oportunidad lucrativa que representan para los cibercriminales, deberán mantener la alerta continua e implementar soluciones tecnológicas adecuadas y capacitar a empleados y usuarios a los fines de reducir las brechas de seguridad y garantizar la protección de los datos.

Corregir post amenaza es costoso económicamente y significa una caída de imagen difícil de reconstruir. Ante este escenario, anticiparse y reducir los riesgos es la mejor inversión con la que cuentan hoy las empresas.

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